Esta vitamina liposoluble se sintetiza principalmente a través de la luz solar. Los rayos UVB son captados y absorbidos por la piel, para pasar a través de distintos procesos de hidroxilación en el hígado y riñón, obteniendo finalmente 1-alfa,25-dihidroxicolecalciferol, la forma activa que ejerce funciones en nuestro cuerpo. Esta interviene en la regulación de numerosos procesos fisiológicos a nivel esquelético y extra-esquelético (muscular, cerebral, cardiovascular, inmune y pulmonar).
En relación a la fuente de absorción de esta vitamina a través de la exposición solar, se recomienda un 35% del cuerpo (brazos y la cara, o brazos y piernas/manos) durante 15 a 20 minutos al día para su absorción. Esto no es una recomendación estándar, ya que dependerá de la ubicación geográfica, color de piel, época del año, etc.
En el caso de la ingesta de vitamina D a través de los alimentos, sólo se absorbe en un 50% y existen diferentes fuentes=
- Vitamina D3 “origen animal” = Pescados (sardinas, atún, caballa, salmón, trucha, jurel o aceite de pescado), leche, hígado, vísceras o yema de huevo.
- Vitamina D2 “origen vegetal” = Champiñones
Su ingesta diaria es de 600 UI en personas de 1 a 70 años, embarazo y lactancia. En los mayores de 70 años se recomienda una ingesta de 800 UI. Su déficit ha estado muy presente en la actualidad y se ha asociado a un mayor riesgo de inflamación, depresión, neurodegeneración, cáncer, entre otros.
Por esta razón es importante considerar su evaluación en exámenes de sangre, de esta manera, el profesional de la salud conoce los rangos y analiza la suplementación necesaria para revertir el déficit. De lo contrario no es necesario, ya que la intoxicación por vitamina D puede provocar consecuencias en la salud.
En persona con niveles normales sólo se deben preocupar de aprovechar los días de sol y consumir fuentes alimentarias.
